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Sistemas de pago en el transporte público ¿De qué nos estamos perdiendo en Costa Rica?

En qué consisten los sistemas de pago más modernos y cuáles serían sus beneficios en el sistema de transporte público costarricense.


La forma en que pagamos por el uso de los sistemas de transporte público ha ido evolucionando rápidamente, a la par de los avances tecnológicos. En tiempos de una pandemia como la que el mundo enfrenta a causa del COVID-19, se busca reducir al máximo el contacto físico entre personas y con superficies que pueden estar contaminadas. Esto por supuesto incluye a los conductores y al personal de apoyo en el transporte público.


En el caso de Costa Rica, hace mucho tiempo que las diferentes Administraciones han prometido modernizar la forma en que se paga por el uso de los buses, la cual sigue siendo, a excepción de algunos esfuerzos privados individuales, un pago manual y con efectivo. Sin embargo, a 2020, Costa Rica sigue careciendo del prometido pago electrónico en los sistemas de transporte público (tren y buses). Esto conlleva a preguntarnos, ¿de qué hablamos exactamente y cuáles son los beneficios de contar con un sistema de pago electrónico y moderno? Veamos algunos puntos básicos para comprenderlo.


Pago electrónico en el transporte público se trata del uso de dispositivos como el celular, tarjetas prepago (las cuales se puede recargar como se hace con las líneas celulares) o tarjetas bancarias (crédito o débito) para pagar al ingresar a un bus, tren u otro medio como un teleférico en países donde los hay. En el caso de los celulares, a estos se les puede instalar una aplicación enlazada a una cuenta bancaria o a un sistema de recarga y mediante la generación un código QR, el celular se presenta ante un lector en el transporte a utilizar para poder ingresar.


Por otro lado, las tarjetas que pueden ser recargadas han sido uno de las formas más utilizadas en estos sistemas. Además de poder recargarse, estas tarjetas como los demás dispositivo, permiten integrar el pago no solo a un bus sino a todo el sistema. Por ejemplo, en muchas ciudades, cuando se utiliza un bus o tren, se dispone de un periodo de tiempo definido (aproximadamente dos horas) para usar cualquier otro servicio de transporte por el mismo precio. Es decir, un solo pago con el que se puede terminar el viaje indistintamente del medio elegido (bus, metro, tren).


Dado que las actuales tarjetas bancarias cuentan con la tecnología sin contacto (contact less), también se han convertido en un medio de pago utilizado en algunos sistemas de pago electrónico y han sido mencionadas como una alternativa en Costa Rica ya que una amplia parte de la población se encuentra bancarizada (76% al 2018, según estudio de Unimer para la Asociación Bancaria Costarricense).


Para su implementación física en el sistema, dependiendo de las posibilidades y características de los lugares y de las unidades, el pago electrónico puede hacerse de varias maneras. Por ejemplo, donde hay espacio disponible, se genera un área separada a donde se ingresa luego haber pagado con alguno de los dispositivos mencionados, para así poder esperar la unidad de transporte ahí. Esta área es conocida como “zona paga”.


Imagen: zona paga en tren liviano en Minneapolis.


Sin embargo, no en todas las ciudades ni en todas las paradas hay espacio suficiente para tener zonas pagas, por lo que el lector donde se valida el cobro puede estar ubicado en la entrada de las propias unidades, por ejemplo, junto al conductor en los buses. Una tercera alternativa es que el lector de pago se encuentre fuera de la unidad de transporte, pero sin zona paga, por lo que dentro de la unidad habrá personal del sistema validando con un lector portátil que efectivamente, quienes se subieron hayan pagado su tiquete validándolo antes. Esta alternativa requiere un componente cultural importante para evitar la evasión en el sistema.


Imagen: validador del pasaje en una parada, sin zona paga, en San Diego CA


Los beneficios de estos sistemas son amplios, pero de forma general se puede citar la disminución del intercambio físico con el conductor y su total concentración en conducir en lugar de recibir el pago y dar el cambio. Además, se elimina la presencia de efectivo lo que puede contribuir a la seguridad en las diferentes unidades de buses especialmente.


Por último, un aspecto menos evidente pero fundamental es el gran valor de la información. Los datos generados por los pagos permiten hacer estimaciones, proyecciones y una variedad de estudios altamente importantes para la planificación del transporte público y para la fiscalización de los ingresos generados en él, lo que resulta muy útil de acuerdo al esquema de operación que exista en los países.


Considerando que tal como lo incluyó el Informe de Estado de la Nación (PEN, 2018), un 59% de personas encuestadas estarían dispuestas a utilizar el transporte público regularmente en lugar de su vehículo particular, el pago electrónico se vuelve clave para fomentarlo y volverlo más eficiente.



El ingeniero civil José David Rodríguez es actualmente Auditor Técnico en el Programa de Infraestructura del Transporte, LanammeUCR, San José, Costa Rica.

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